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El Centro de Experiencias Inmersivas MAD presenta a partir del 4 de marzo en la nave 16 del Matadero Madrid una producción de arte multimedia basada en la obra de Gustav Klimt (1862-1918). “Klimt: la experiencia inmersiva” —disponible hasta el 17 de abril— permite al espectador sumergirse en la vibrante Viena del cambio de siglo para vivir en primera persona la evolución de la obra de Klimt y del mundo al que perteneció. En este centro de desarrollo cultural digital del Matadero el visitante se sentirá parte de las pinturas y de los edificios que Klimt creó o decoró.

La mujer en el contexto histórico de la época de Klimt

Klimt fue uno de los fundadores del movimiento modernista de la Secesión de Viena cuya máxima era: “A cada tiempo su arte, a cada arte su libertad”. Hoy, el arte digital y el arte creado con algoritmos reflejan como ninguna otra forma artística nuestro mundo “digitalizado”. El trabajo de Klimt y su éxito comercial, sin embargo, estuvo asociado a las mujeres, que le inspiraron y fueron motivo de sus obras más aplaudidas. Gracias a distintas mujeres de la alta burguesía vienesa —la periodista Berta Zuckerkandl, las coleccionistas Serena Lederer y Sonja Knips, la diseñadora Emile Flöge…— se convirtió en uno de los retratistas mejor pagados de la época. Ellas le abrieron las puertas a innumerables clientes.

Klimt en el Matadero explora esta dimensión y conecta al mismo tiempo con la museología de género, que consiste en dar espacio a colectivos silenciados por la historia como la mujer o los homosexuales. Esto se consigue desde diferentes perspectivas: cambiando el lenguaje o el enfoque, introduciendo contenido u obra femenina no hetero-normativa, recorridos paralelos, nuevas lecturas, contextualizando la mujer en papeles más activos y críticos… Así ocurre en “Klimt: la experiencia inmersiva”, que dedica ciertos espacios expositivos a las mujeres influyentes del momento, más allá de las que protagonizaron las meras relaciones sentimentales y sexuales del artista.

La modernidad en tiempos de Klimt

El contexto histórico y social de la época de Klimt (finales del siglo XIX y principios del XX) es esencial para entender su obra, pues favoreció el surgimiento de una generación de intelectuales y artistas —sustentada por el mecenazgo de la alta burguesía— que perfilaron un nuevo modelo de vida moderna. La modernidad quedó entonces definida por el escritor francés Émile Goudeau como “la búsqueda del momento presente, del momento fugaz, en detrimento de leyendas antiguas y recitales medievales”.

Dentro de esta corriente modernizadora surgieron movimientos que replantearon el papel de la mujer en la sociedad. En efecto, el modelo de la “nueva mujer” germinó en la burguesía: una mujer educada, con estudios, independiente que quería romper su aislamiento social y marginación tradicional de los asuntos públicos y culturales para integrarse activamente en la sociedad.

Klimt en el Matadero: arte para todos los públicos

Más que una exposición de arte, “Klimt: la experiencia inmersiva” es una actividad experiencial que cumple su función contemplativa y, además, atrae a un público que por lo general no frecuenta museos. Este tipo de acciones acerca el arte al gran público y da un paso más en los avances multimedia e interactivos que se desarrollan actualmente —y que viven un auge innegable— en el ámbito del arte y los museos.

Esta instalación podría definirse como “obras de arte en movimiento y con banda sonora desde la óptica digital actual” que casa con la digitalización e inmediatez de nuestro tiempo tan analizadas por filósofos hoy tan de moda como Zygmunt Bauman o Byung-Chul Han. Su mayor aportación es convertir arte bidimensional en una experiencia inmersiva. L’Atelier des Lumières de París, reabierto en 2018, es pionero y líder en este tipo de proyectos audiovisuales, pues en sus instalaciones ya se han presentado piezas similares sobre artistas como Cézanne, Kandinsky, Monet, Renoir, Chagall y Gaudí.

Klimt en cinco bloques temáticos

La experiencia Klimt en el Matadero consiste en una proyección en bucle de un clip de 30 minutos sobre una superficie de 1200 m² de pantalla de realidad digital inmersiva que cubren las paredes y el suelo. Las nuevas tecnologías son las responsables de que podamos adentrarnos en el universo y la obra de Gustav Klimt de un modo novedoso y en boga en años recientes. La instalación se divide en cinco bloques temáticos. En “Klimt y la arquitectura” se muestra la etapa formativa y los frescos del Museo de Bellas Artes y del Teatro Imperial de Viena. En “Klimt y el pabellón de la Secesión” se exhibe el friso de Beethoven y carteles de los artistas secesionistas, con banda sonora de la IX Sinfonía de Beethoven.

Las pinturas de paisajes de montañas y del lago Atter lo envuelven todo en “Klimt y la naturaleza”, mientras que en “Klimt y los dibujos” el espectador se zambulle en los croquis y dibujos menos conocidos del artista. “La etapa dorada” cierra la pieza sirviéndose de la explosión de oro presente en algunas de las obras más célebres del pintor. Esta proyección principal se completa con una experiencia adicional con gafas de realidad virtual, espacios expositivos y una instalación interactiva a modo de fotomatón en la que el visitante puede hacerse un selfie mediante técnicas de collage generativo.

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