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Son 215 las fotografías –142 en blanco y negro y 73 en color– hechas entre 1948 y 2009 por todo el mundo que componen la retrospectiva de Elliott Erwitt, fotógrafo de la célebre agencia de fotoperiodismo Magnum. Se podrá visitar hasta el 15 de agosto en el Museo Maillol de París.

Las fotos de Elliott Erwitt retratan mundos tan diferentes como la vida cotidiana de una familia, la moda, el cine, la política, la infancia, la publicidad o la arquitectura. Para él, lo más importante de una fotografía es que evoque emociones, que haga reír o llorar, o ambas cosas.

Miembro de Magnum Photos desde 1953 gracias a la recomendación de su amigo Robert Capa –socio fundador de la prestigiosa agencia–, en sus ocho décadas consagradas a la fotografía Elliott Erwitt ha recopilado más de 600 000 negativos fotográficos, de los que unos 6000 se conservan en Magnum. Además, ha sido objeto de centenares de exposiciones en museos y galerías, ha lanzado unos cuarenta libros y filmado una veintena de películas.

Elliott Erwitt condensado en nueve bloques temáticos

Erwitt combina la faceta artística con la comercial. Su obra se basa en la distinción entre blanco y negro (fotografías personales) y color (encargos). Los temas de la muestra han sido definidos por el propio Elliott Erwitt, así como los títulos en su inglés original. El recorrido expositivo separa las fotografías en blanco y negro (divididas en ocho temas) de las obras en color.

Between the sexes encarna la atracción de Erwitt por lo que él llama “el asunto hombre-mujer”. Erwitt ha fotografiado a cientos de parejas a lo largo de toda su carrera. Son instantáneas de parejas posando o de espaldas, desprevenidas; bailando un tango o montando en bicicleta recién casados y desnudos.

Padre de familia numerosa, en la sección Kids se pone de manifiesto su predilección por los niños. Los adora hasta el punto de convertirlos en uno de sus temas favoritos. Destaca Niño con pistola, en la que un chaval afroamericano se apunta con un revólver la sien, en una suerte de broma trágica. Niño con cristal roto a la altura del ojo, por su parte, podría entenderse fácilmente como un reflejo de la fragilidad y vulnerabilidad de la infancia.

Los innumerables matices del blanco y negro de Erwitt

Para Erwitt, la playa es un pequeño teatro de la vida que plasma en la serie Beaches. Al igual que la ciudad, es un espejo distorsionado de las sociedades humanas que la frecuentan. La mujer también es una temática recurrente en sus fotografías. Son las mujeres de su vida, mujeres famosas o mujeres desconocidas captadas en situaciones variadas las que conforman Regarding women.

Museum watching denota la fascinación de Elliott Erwitt por los museos, e incluso más por los visitantes que por las obras expuestas. Abstractions, por su parte, condensa imágenes en las que la naturaleza y/o la actividad humana generan realidades ambiguas, rayanas en la abstracción.

Gran pintor de escenas callejeras, en Cities Erwitt demuestra ser un gran fotógrafo de arquitectura; retrata los edificios como si fuesen personas y el resultado son fotos geométricamente perfectas, con sus armoniosos juegos de líneas limpias y rectas. Fotógrafo de perros por excelencia, para Dogs, Erwitt ha seleccionado algunas de las fotos que componen los tres libros que ha dedicado a este animal de compañía. “Me interesa el punto de vista del perro”, como él mismo ha declarado en alguna ocasión.

Erwitt en tecnicolor

Kolor condensa en la planta baja del museo sus encargos comerciales a color. La diversidad de estas fotografías exhibe su labor como reportero global, cronista del American way of life, viajes por Europa oriental y occidental, Guerra Fría, editoriales de moda, retratista de políticos y celebrities (Jackie Kennedy, Marilyn Monroe, Alfred Hitchcock, Che Guevara, Charles de Gaulle).

El trabajo en color, sin embargo, pierde frescura y espontaneidad; adolece de una planificación excesiva. Da la sensación de que está exageradamente historiado, y el resultado, por tanto, es notoriamente artificial. Lo apreciamos, por ejemplo, en las fotos de moda absurdas o en las campañas publicitarias aparatosas y rimbombantes para la oficina de turismo de Francia.

En cambio, los retratos de mandatarios políticos y estrellas de cine parecen más instantáneas inadvertidas, lo cual les confiere la fuerza y el efectismo que la mayoría de las veces solo procede de la magia de la casualidad, aliada incondicional de la fotografía de calidad.

A la vez pintor de lo íntimo, fotógrafo de calle y de arquitectura, fotoperiodista y fotógrafo publicitario, Elliott Erwitt también se ha atrevido con la dirección de cine y la edición de libros. Esta retrospectiva promueve las múltiples facetas de la trayectoria de Erwitt e identifica sus rasgos distintivos: el humor, la ironía teñida de ternura, una curiosidad vivaz, el énfasis en la emoción y el humanismo que impregna su obra. Su asunto, afirma, es “la condición humana”. Según sus palabras: “Una imagen es buena si tiene estas dos cualidades, composición y contenido, pero también magia”. Y a las suyas les sobran.

¿Quién es Elliott Erwitt?

Elliott Erwitt nació en París en 1928, creció en Milán y emigró con su familia a Los Ángeles en vísperas del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Estudió fotografía y cine en Los Ángeles City College, y en 1948 se trasladó a Nueva York para asistir a la New School for Social Research. A lo largo de los años, Erwitt se ha consolidado como uno de los grandes fotógrafos de su tiempo. Vive actualmente en Nueva York.

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