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Desafiando el relato y las estructuras patriarcales de la historia del arte, Marina Vargas propone un recorrido en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid donde el esoterismo, la espiritualidad, la religión, la identidad y el poder convergen en un manifiesto visual de reivindicación feminista. Su exposición «Revelaciones» se erige como un espacio de resistencia y reflexión en la octava edición del ciclo Kora, que cada año visibiliza el arte contemporáneo desde una perspectiva de género.

De la experiencia personal al acto político

Disponible hasta el 4 de mayo, «Revelaciones» trasciende su estética neobarroca para convertirse en un testimonio del compromiso de Vargas con la reivindicación de las voces femeninas históricamente silenciadas. A través de su proceso creativo, la artista cuestiona los mecanismos patriarcales que han dominado la narrativa artística y transforma su experiencia personal en un acto político que nos invita a repensar la historia del arte desde una óptica más inclusiva.

El título de la exposición no es casualidad: «Revelaciones» alude tanto a lo sagrado como al acto de desvelar lo oculto. La figura central de la muestra, María Magdalena, se convierte en un símbolo de resistencia frente a las narrativas patriarcales que han intentado silenciarla. Junto a ella, Vargas rescata a otras mujeres relegadas de los relatos oficiales, como Inanna, Juana de Arco, Isis, Madre María, Miao Shan, Quan Yin, Tecla o Perpetua, tejiendo un linaje que pone en entredicho la historia impuesta.

El lenguaje simbólico de Marina Vargas

Más que una serie de obras individuales de la artista que dialogan con piezas del museo escogidas por ella misma, «Revelaciones» es una creación total que funde espacio, color, pintura, escultura y palabra en una experiencia inmersiva. Cada sala de la exposición está presidida por una enorme carta del tarot que actúa como clave simbólica. La primera, «Palabra», explora la voz femenina a través de frases en lengua de signos extraídas de fuentes tan diversas como el evangelio apócrifo de María Magdalena y consignas feministas contemporáneas como «Yo sí te creo». Esta sección establece un puente entre el pasado y el presente, resaltando el poder de la palabra como herramienta de resistencia.

En la segunda sala, «Visión», una instalación de cangrejos de cerámica descendiendo por la pared evoca el cáncer de mama que padeció la artista. Más allá de su dimensión autobiográfica, esta pieza encarna la lucha de las mujeres en la sociedad y su capacidad de resiliencia. La tercera sala, «Cuerpo», se concibe como un salón de recogimiento donde dos piedades invertidas subvierten la representación tradicional de la maternidad y la divinidad: en una audaz reinterpretación que rebate los arquetipos visuales tradicionales, es Jesús quien sostiene a su madre muerta, y no al revés.

Finalmente, «Egipcíaca» cierra la muestra con la escultura Santa María Egipcíaca de Luis Salvador Carmona, rodeada de dibujos de cartas del tarot que han servido de hilo conductor de la exhibición. En este espacio de invocación, la voz de María Botto, quien interpretó a María Magdalena en el cine, desvela el significado de cada carta, estableciendo un vínculo entre arte, espiritualidad y experiencia femenina en un mismo acto ritual.

«Revelaciones» trasciende lo meramente estético para convertirse en un terreno fértil para el debate sobre la historia, la identidad y el poder. Con su enfoque innovador y su profunda conexión con las tradiciones espirituales y artísticas, Marina Vargas nos invita a replantearnos nuestras percepciones y a cuestionar cómo el relato patriarcal hegemónico ha influido en nuestra visión del mundo. Su obra no solo interpela, sino que abre un diálogo necesario sobre la cultura, la memoria y el papel de las mujeres en la historia del arte.

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