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El artista conceptual alemán Thomas Demand, conocido por sus fotografías a gran escala de maquetas hiperrealistas de acontecimientos mediáticos, presenta hasta el 28 de mayo la exposición “Thomas Demand. El tartamudeo de la historia” en el Jeu de Paume de París.

¿Qué vemos realmente cuando observamos las fotografías de Thomas Demand? Este fotógrafo alemán (1964, Múnich) formado en la prestigiosa Academia de Düsseldorf –cantera de talentos como Candida Höfer, Andreas Gursky o Thomas Ruff– ha pasado gran parte de las tres últimas décadas hilvanando fragmentos de la historia con imágenes y formas arquitectónicas.

El arte de Thomas Demand gira en torno a la relación entre verdad y veracidad. Aunque sus imágenes parecen imitar el mundo real, si se observan más de cerca, comprobamos que son solo una copia frágil. Tanto, que incluso está hecha de papel. En realidad, se trata de fotos de esculturas efímeras de papel y cartón realizadas por el artista con el propósito único de fotografiarlas.

Maestro de la ficción

Aunque se dedica a fotografiar maquetas de papel a escala real que él mismo confecciona, a través de sus fotografías, Demand consigue ficcionar la realidad con la maestría de un novelista afamado. Su material de trabajo son imágenes procedentes de la prensa, archivos o fuentes policiales que él recrea en una escultura de papel tridimensional que después fotografía y destruye.

Son, por tanto, fotografías de una recreación escultórica de una representación fotográfica de una realidad que es destruida cuando la foto es realizada. En pocas palabras: cada una de sus fotos es la copia de una copia de una copia. Así se resume la clave fundamental de su práctica artística. Sin embargo, esa virtualidad o hiperrealismo que se genera a través de imágenes reales de falsas realidades consigue emanar sensación de vida. Definidas como maquetas inquietantes, las piezas de Demand son literales por lo que muestran, pero también evocadoras de lo que falta.

Entre la verdad y la veracidad

Demand intenta crear un momento concreto en el que un individuo pudiera llegar a un lugar, o en el que otro acabara de abandonarlo. En sus fotos no hay personas, solo la arquitectura del lugar y la huella de Thomas Demand: todo lo que observamos ha sido hecho con sus propias manos. Así, el fotógrafo no solo es autor de la imagen, sino también el escultor de los objetos que vemos y el propietario efímero de un contenido que, en el momento que lo miramos, hace tiempo que ha dejado de existir.

Al principio, Demand empleaba la fotografía para documentar sus reconstrucciones en papel de objetos cotidianos, pero pronto optó por el enfoque opuesto: realizar construcciones destinadas exclusivamente a la fotografía, un planteamiento que se convertiría en la base de su producción artística. Tras elegir las imágenes que le interesa reproducir, Demand recrea minuciosamente ese espacio a tamaño real con papel y cartulina de colores. A continuación, fotografía sus modelos y procede a destruirlos. Al final, solo queda ese doble espectral.

Historias inquietantes a escala 1:1

El “tartamudeo de la historia” –expresión un tanto rebuscada que da título a la muestra–, según los organizadores de la expo, responde a la brecha que existe entre el mundo que habitamos y el que el Thomas Demand recrea en su estudio. La retrospectiva abarca la carrera del artista en su totalidad en cuatro secciones principales. “Historias inquietantes” abarca fotografías a gran escala de escenas que desconocemos y cuya aparente banalidad oculta un significado histórico.

En su mayoría muestran acontecimientos mediáticos o momentos históricos que tuvieron lugar en el siglo XX: la pasarela del aeropuerto utilizada por el papa Juan Pablo II cuando visitó Berlín tras la reunificación de Alemania (Gangway, 2001); o el cuarto de baño donde se encontró en 1987 el cadáver de un ministro regional alemán, Uwe Barschel, tras su muerte en circunstancias sospechosas (Badezimmer, 1997).

Algunas obras están ligadas al régimen nazi y a otros traumas de la historia alemana, como Archive (1995), que representa el monumental archivo de la polémica cineasta vinculada al Tercer Reich Leni Riefenstahl; y Büro (1995), que exhibe la oficina de la Stasi (policía secreta de RDA) tras su saqueo.

Otras secciones de la exhibición

En contraste con las obras históricas a gran escala de la temática anterior, “The Dailies” dirigen la atención a las trivialidades cotidianas. Las fotos de esta sección son maquetas de papel que reproducen fotografías que Demand hace con el móvil mientras pasea. Estas obras a pequeña escala reproducen escenas ordinarias: un vaso de plástico sujeto en una alambrada, un cenicero repleto de colillas, ropa sucia en una lavadora…

Su fascinación por las formas arquitectónicas queda patente en “Model Studies”, que constan de maquetas de papel creadas por arquitectos o de patrones de diseñadores de moda, así como de sus papeles pintados, que utiliza para añadir una dimensión espacial a su práctica fotográfica y escultórica.

Por último, la incursión del artista en la imagen en movimiento se materializa en “Pacific Sun” (2012). Para filmar este vídeo, Demand reconstruyó dos minutos de metraje grabado por una cámara de vigilancia del crucero Pacific Sun mientras atravesaba una tormenta tropical. Demand se pasó meses recreando el desordenado ir y venir de mesas, sillas, armarios o platos de papel.

En un mundo actual en el que la fotografía ha evolucionado hasta el punto de que ya es muy poca la realidad que sobrevive a los retoques digitales a los que se somete una imagen, en un momento en el que la inteligencia artificial puede inventar fotos que el receptor toma por reales, en un contexto vigente donde las fake news desbancan a las noticias verdaderas, la obra visionaria de Thomas Demand iniciada hace más de treinta años, con su elegante cinismo que cuestiona lo verdadero y lo falso, cobra una curiosa notoriedad que lo eleva incluso a la categoría de profeta.

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