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Hasta el 14 de abril, “La gran fábula del capital” reúne en Condeduque Madrid a siete artistas y un colectivo (Joseph Beuys, Barbara Hammer, Alexander Kluge, Esther García Llovet, Max de Esteban, Marco A. Castillo, Leeds Animation Workshop) cuyos trabajos diagnostican o rebaten el realismo capitalista desde una perspectiva que planea entre lo irónico y lo poético.

Es más fácil imaginarse el fin del mundo que el final del capitalismo”. Esta célebre frase atribuida a veces a Fredric Jameson y otras a Slavoj Žižek sirve de detonante para la exposición. Valentín Roma, comisario de la muestra, cree que no es cierta.

El declive del capitalismo visto desde el arte

Durante los últimos cincuenta años han surgido varios artistas que fantasean con el ocaso del capitalismo desde la disidencia y la vulnerabilidad. Algunas fabulaciones irónicas y críticas de esos artistas que llevan tiempo imaginando el fin del capitalismo ahora han sido reunidas en la Sala de Bóvedas de este centro cultural de la capital.

En el espacio se exhiben obras históricas, piezas que se presentan por primera vez y proyectos producidos específicamente para la expo. “La muestra acoge a artistas que no utilizan el mismo lenguaje impositivo del agresor, sino la fábula, la poesía, la risa, la metáfora, y no tanto las proclamas, el eslogan, el machete”, en palabras de Valentín Roma.

“La idea era no hacer grandes proclamas. Imaginar, de forma irónica, poética o alegórica, y no panfletaria. Repensar desde una idea poética, visual, desde la risa y desde el poder reírnos de nosotros mismos para poder cambiar las perspectivas”, explicó Marta Ramos, comisaria de exposiciones de Condeduque Madrid, en Radio3.

Contenidos capitales para una expo maestra

Joseph Beuys, referente del arte conceptual, arremete a través de lus obras contra la política, situando el mal en la partitocracia y el bien en la democracia directa. El recorrido de la expo comienza precisamente con un combate de boxeo, vídeo de Joseph Beuys presentado en la Documenta de Kassel de 1972 y que funciona bien como combate simbólico en pos de una democracia directa.

Una de las voces más influyentes del cine experimental y del activismo estadounidense, Barbara Hammer tambiénes pionera en explorar políticamente y en clave autobiográfica la vida y la sexualidad lesbiana. Algunos de sus vídeos proyectados en la sala exploran las disidencias lesbianas y feministas desde finales de los sesenta hasta su muerte en 2019.

El politólogo e historiador de cine alemán y heredero del marxismo ilustrado de la Escuela de Fráncfort, Alexander Kluge, está presente en esta compilación a través de sus vídeos que condenan el consumo sin criticismo e irreflexivo de mercancías culturales.

La escritora Esther García Llovet ha realizado para la ocasión la pieza de vídeo Más lista que idealista. En ella Llovet explora con cáustica mordacidad la inflación y especulación que domina la venta de pisos en Madrid. Llovet ironiza sobre qué pasaría si el suelo que ocupan los mínimos espacios verdes que delimitan la M30 pasasen a formar parte de la oferta inmobiliaria, y cuánto costaría el metro cuadro en esos islotes con vegetación.

Ingeniería fiscal y denuncia social en clave animación

En el vídeo Black Book, Max de Esteban ilustra con maestría y en clave de animación cómo se construye una obra de ingeniería fiscal para que una corporación de Estados Unidos pueda evadir impuestos a través de un complejo entramado de sociedades y empresas pantalla alojadas en las islas Caimán, Irlanda o Luxemburgo, con el beneplácito de los gobiernos, al tiempo que el contenido dialoga con pasajes de la obra poética Una temporada en el infierno de Arthur Rimbaud. El espacio dedicado a este artista también exhibe algunas fuentes (publicaciones, objetos, imágenes…) que nutrieron esta pieza.

La propuesta de Marco A. Castillo se basa en el proceso de modernización de Cuba y en el surgimiento del “Hombre Nuevo” nacido tras la revolución. El artista cubano yuxtapone esos conceptos con elementos y sistemas característicos de la producción cubana tradicional y con diseños de la era soviética en forma de biombos y rifles.

Uno de los trabajos más interesantes de la exhibición son los vídeos del colectivo feminista Leeds Animation Workshop. Elaborados a partir de la animación con una estética y un lenguaje ingenuos, aparentemente dirigido al público infantil, estas proyecciones nos sobrecogen con temáticas que, por ejemplo, exploran la segregación racial y el bullying en la escuela a través de la historia naíf de ciencia ficción A World of Difference (1997); o que denuncian los prejuicios de género y las dificultades para salir del armario de seis homosexuales y lesbianas en ambientes laborales tóxicos (Out at Work, 2006).

El poder transformador del arte

Condeduque nos tiene acostumbrados a muestras modestas pero contundentes, en las que el sesgo político del arte es un must. Y esta exposición, que además es gratuita, no iba a ser la excepción. Calificada como un disparate antiliberal en medios de derechas y alabada en medios de izquierdas, está claro que estas metáforas contra el capital levantan ampollas o suscitan elogios donde quiera que van. Pero la cuestión es: ¿puede el arte transformar lo real? Artistas que confrontan el sistema llevan toda la vida trabajando por que así sea.

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