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La exposición “Cómic. Sueños e historias”, visitable en el CaixaForum Barcelona hasta el 15 de enero de 2023, se aproxima al cómic como herramienta de pensamiento. Desde que el suizo Rodolphe Töpffer dibujara una serie de divertidas historietas para sus estudiantes a mediados del siglo XIX, el cómic ha constituido un espejo de la realidad capaz de captar los cambios en la sociedad y los modelos de imaginación.

La muestra incluye obras de algunos de los personajes o cómics más célebres como The Yellow Kid de Richard Felton Outcault, Little Nemo in Slumberland de Winsor McCay, Tintin de Hergé, Flash Gordon de Alex Raymond, Sin City de Frank Miller, The Amazing Spider-man de John Romita, Arzach de Moebius, Corto Maltés de Hugo Pratt, Astérix de René Goscinny y Albert Uderzo, Sargento Kirk de Osterheld y Breccia, Dick Tracy de Chester Gould, los funny animals de Disney y Tarzán de Harold Foster, entre tantísimos otros.

Más de un siglo de historia del cómic

A través de un recorrido que sobrepasa las 300 páginas originales, la exposición engloba más de un siglo de historia del cómic occidental como medio de comunicación de masas. Aunque la forma de expresión secuencial se remonta a las pinturas rupestres prehistóricas, la historieta tal y como la conocemos es un formato que eclosiona con los medios de impresión masivos, al mismo tiempo que la prensa de masas y casi a la par que la fotografía y el cine, con el que a menudo comparte imaginario.

Mediante la clasificación de obras en cada momento histórico (el crac del 29, la guerra civil española, la Segunda Guerra Mundial, el Mayo del 68, las juntas militares en Argentina, el 11S), la exhibición propone un recorrido a través de la historia del cómic para preguntarnos en qué piensan y cómo nos han pensado las viñetas durante el siglo XX y en las primeras décadas del siglo XXI.

Los orígenes de la narración secuencial

En Europa los cómics nacieron en las publicaciones periódicas para la infancia y en los panfletos satíricos antes de dar el salto al formato álbum. Mientras que en Inglaterra cundió la caricatura, en la Europa continental dominaron las historias moralizadoras y la aventura. A mediados del siglo XIX, el suizo Rodolphe Töpffer introdujo la idea del viaje mítico y grotesco en busca de algún objeto.

A diferencia de lo que ocurría en Europa, el cómic en Estados Unidos irrumpió en la gran prensa, con el objeto de atraer la atención de niños y adultos por igual. Trató, además, de potenciar el aspecto visual para llegar a la enorme comunidad de inmigrantes que todavía no dominaban el inglés. Mientras las páginas dominicales amparaban los sueños y viajes imaginarios fascinantes con su espléndida policromía, las tiras cómicas diarias, en blanco y negro, se convirtieron en una crónica cotidiana de la sociedad estadounidense.

“Cómic. Sueños e historias”: bloques temáticos

Entre otros bloques temáticos, la exposición aborda la edad de oro del cómic estadounidense: del crac del 29 a la Segunda Guerra Mundial. La Gran depresión, que auspició el nacimiento de la figura del superhéroe, es otro de los temas clave. El gran éxito del género de los superhéroes se debió, en gran parte, a la aparición de un nuevo formato de publicación: el comic book. Superman, publicado por Jerry Siegel y Joe Shuster en 1938, causó sensación de inmediato, y muy pronto le siguieron otros “héroes disfrazados”, como se les llamaba entonces.

Tampoco faltan referencias a los cómics en España desde el siglo XIX hasta los años ochenta del siglo XX, o al apogeo del cómic franco-belga después de la Segunda Guerra Mundial. El recorrido expositivo contempla, asimismo, el origen de la modernidad en el cómic en Italia y Argentina, la explosión fantástica en Estados Unidos y Europa, o el diario íntimo y la novela gráfica que conectan con el cómic más actual.

Esta última vertiente presenta el surgimiento de un modo nuevo de narrar, con libertad absoluta para hablar de cualquier tema en formatos dispares como diarios, fragmentos de vida, confesiones íntimas y temas antes inconcebibles (identidad de género, sexualidad, consumo de drogas, enfermedades mentales…). Para disfrutar del contenido en todo su esplendor, la exhibición requiere de ciertas language skills, dado que muchas de las piezas están disponibles en idioma original (inglés, francés, italiano) sin traducción.

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